![]() ![]() Y recuerdo aquí las recientes críticas que ha recibido la capitana de la selección femenina de fútbol de EEUU, Megan Rapinoe, por firmar un balón a un chico y no mirarle.Įs una parte que, como el resto del libro, subrayé profusamente con citas como estas: «A los hombres también los protege, en cierto sentido, el hecho de que, universalmente, nadie espera que sean agradables». ![]() Hace hincapié en que las mujeres no somos tampoco seres de luz, en que buena parte de nuestra desunión ha sido el enfrentamiento condicionado y en cómo nos relacionamos entre nosotras (y se relacionan con nosotras) exigiendo(nos) comprensión, empatía, sacrificio, dulzura, etc. ![]() Son estremecedoras las partes en las que reproduce diálogos que mantuvo con ellas: la soledad, la marginación, la incomprensión, el doble baremo psiquiátrico.Įn el último capítulo, Chesler reflexiona sobre Maternidad, feminismos y liberación de la mujer de las ataduras tradicionales. ![]() En ella Chesler entrevista a mujeres institucionalizadas, lesbianas, racializadas y feministas buscando una conexión entre ese entorno social y la terapia así como la efectividad de la misma. La segunda sección de «Mujeres y locura» me ha gustado aún más si cabe que la primera. ![]()
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